Dentro de la ciencia que compete a la Oftalmología, y a la causa más común de consulta en la oftalmología, que es el ojo seco, hemos visto grandes cambios en la forma como entendemos la superficie ocular y la película lagrimal: Hace 10 años la tendencia para el manejo del ojo seco era iniciar lubricantes tópicos para mejorar la deficiencia lagrimal. En la actualidad, el papel de los párpados y sus glándulas como parte fundamental del homeostasis ocular y su papel dentro del ojo seco, han puesto en el radar de todos y cada uno de los oftalmólogos del planeta, la necesidad
de cuidar los párpados. Por este motivo, han surgido exponencialmente limpiadores de párpados y otras terapias como suplementos vitamínicos a partir de ácidos grasos Omega-3, y antibióticos. Hoy en día, entendemos que la disfunción de las glándulas de meibomio de los párpados tiene un papel protagónico en la práctica del oftalmólogo, y su impacto a nivel global ha sido confirmado en estudios multinacionales sobre epidemiología del ojo seco 6.
Hoy en día, es común que los oftalmólogos usen tratamientos orales con ácidos grados como EPA y DHA para mejorar el ojo seco y el flujo de las secreciones de las glándulas de los párpados, antibióticos y antiinflamatorios en ungüento para mejorar blefaritis, así como antibióticos orales como la doxiciclina o tópicos como la azitromicina (que tienen propiedades antiinflamatorias) para mejorar la superficie ocular: En una palabra, los párpados se han ido “poniendo de moda” para el oftalmólogo general, quien, tradicionalmente, resolvía todo con colirios.
La categoría cosmecéutica es un área reciente del tratamiento dermatológico que no está definida, clasificada ni regulada. En general, son cosméticos funcionales, que utilizan compuestos naturales, que son seguros (de otra forma serían drogas) y que tienen efectos indirectos sobre la piel, en forma de cremas, lociones u otros medios.
En Europa y Estados Unidos, se venden como cosméticos, pero en Japón deben ser probados según su eficacia para que los resultados sean compatibles con los mensajes mercadológicos.
Por esta razón, los productos dermo-cosméticos deben cuidarse de prometer resultados funcionales y enfocarse en los resultados cosméticos: Es diferente decir que una crema “mejora la apariencia de las arrugas”, a decir que las quita y es diferente decir que mejora la claridad de la piel a decir que trata una pigmentación anormal. Los cosmecéuticos mejoran la apariencia, pero no la función.
La mayoría de los ingredientes vienen del reino vegetal, rico en antioxidantes porque las plantas tienen que vivir en un ambiente rico en radiación UV. Los usos potenciales son ilimitados: Pueden mejorar el brillo de la piel, minimizar el acné,
crear labios más hidratados, optimizar la textura de la piel, el brillo del pelo, emparejar el tono de la piel, etc.
Como el ser humano siempre ha buscado la receta para la eterna juventud, los cosmecéuticos pueden ser vistos como “la esperanza en un frasquito” porque los usamos con la esperanza de retrasar los cambios de la edad.