Síndrome de ojo seco

Causas y cómo mejorarlo

El síndrome de ojo seco es una patología visual que afecta, aproximadamente, al 30% de la población mundial. El envejecimiento natural es uno de los factores que afecta el avance de esta enfermedad. En Estados Unidos, por ejemplo, entre el 10% y el 20% de la población sufre de ojo seco y entre ellos, alrededor de 4 millones son adultos mayores, de entre 65 y 84 años de edad. Por otra parte, en regiones como Suecia, Australia, Indonesia e India, la prevalencia también es alta.

¿Qué es el síndrome de ojo seco?

El ojo seco es un trastorno de la superficie del ojo, que se caracteriza por ser crónica, es decir que no hay una cura, sino que los tratamientos que existen son para mejorar las condiciones del paciente. Puede provocar desde molestias leves hasta lesiones en la conjuntiva del ojo y en la córnea.

Hay varios tipos de ojo seco y las causas por las que se desarrolla son múltiples. Según el grado de severidad y particularidad de cada paciente, pueden aplicarse diferentes tratamientos.

Síndrome del ojo seco, todo lo que debes saber

¿Cómo saber si tengo ojo seco?

Antes de hablar sobre los factores que producen que una persona desarrolle síndrome de ojo seco, es importante hablar sobre los síntomas a través de los que se manifiesta esta patología.

Si te sospechas que sufres de esta enfermedad, lo más recomendable es hacer una consulta con un oftalmólogo para que realice las pruebas competentes y llegue a un diagnóstico o descarte la patología. Lo que sí puedes hacer antes de consultar es chequear si tienes los siguientes síntomas:

● Ojos rojos.
● Irritación ocular.
● Sequedad ocular.
● Comezón en los ojos (presta atención a cuántas veces al día te frotas los ojos).
● Intolerancia excesiva a la luz (natural o artificial).
● Cansancio ocular sin motivo aparente.
● Lagrimeo: cuando hablamos de ojo seco, es muy común pensar que no hay lagrimeo. Sin embargo, contradictoriamente, este puede ser un síntoma más del síndrome.

Causas del síndrome de ojo seco

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El ojo seco es causado por la escasez o producción defectuosa de lágrimas. Estas se componen de aceites grasos, mucosidades y agua. Esta mezcla hace que la superficie del ojo esté siempre humectada y lubricada, ayudando a proteger a los ojos de problemas como infecciones.

En algunos casos, el síndrome de ojo seco se desarrolla a causa de la falta de lágrimas. En otros casos, se debe a la rápida evaporación de las lágrimas y a un desequilibrio en la composición de las mismas.

¿Cuál es la causa de la escasez de lágrimas?

El término que utilizan los especialistas para referirse clínicamente a este problema es queratoconjuntivitis seca. Las causas más frecuentes de la falta de lágrimas son:

  • Envejecimiento natural.
  • Enfermedades como la artritis, la diabetes, la falta de vitamina A, entre otras.
  • Algunos medicamentos, como los anticonceptivos, los antihistamínicos, los antidepresivos, los descongestionantes, entre otros.
  • Daño en la glándula lagrimal causada por radiación o inflamación.
  • Cirugía de ojos láser.

¿Por qué se evaporan rápidamente las lágrimas?

Las causas más comunes de evaporación excesiva de lágrimas son:

  • Factores ambientales: exposición a climas secos, polvillo, ventilador o aire acondicionado.
  • Problemas en los párpados, como ectropión o entropión.
  • Parpadear con poca frecuencia a causa de concentrarse en actividades como conducir, leer o uso excesivo de pantallas.

Tratamientos para mejorar el ojo seco

Como mencionamos al inicio, al ser una enfermedad crónica, el ojo seco no tiene cura. No obstante, existen tratamientos que tienen dos objetivos principales: disminuir los síntomas y evitar las lesiones sobre la superficie del ojo.

Estos tratamientos consisten en:

  • Reemplazar la lágrima natural faltante para lograr una adecuada lubricación ocular. Esto se logra con lágrimas artificiales, preferentemente sin conservantes.
  • Evitar que las lágrimas existentes se evaporen por medio de gafas que cubren la totalidad de los ojos (incluso los laterales) o tapones lagrimales.
  • Utilizar gotas antiinflamatorias para reducir la inflamación o lesiones oculares.
  • Estimular las glándulas de Meibomio, que son las encargadas de la producción lagrimal, aplicando calor y masaje sobre los párpados.
  • Cuidar el ambiente aumentando la humedad con envases con agua o humidificador, con el fin de evitar que los ojos se resequen.

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